VIENE DE....
Día siete-Domingo 24
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| Ruta del ferry |
Mientras el Ferry
cubre la distancia de 104 K. que nos separa de la isla sur en tres horas y media, vamos haciendo la reserva para
ver las ballenas el 5 de Octubre ya que hay pocas salidas y las plazas se
agotan rápido.
El barco atraca en
la isla sur a las 17,45 tres cuartos de hora más tarde sobre el horario
previsto y de seguido nos dirigimos por la carretera 63 en dirección al Parque
de Tasman y con la intención de acampar en Murchison.
La 63 atraviesa
campos inmensos de viñedos y prados con grandes rebaños de ovejas y vacas para
dejar paso a kilómetros de bosques de coníferas.
El tiempo se nos
echa encima y pasamos la noche en un área de descanso antes de llegar a dicho
pueblo. Hoy nos vamos a dormir dos horas más tarde de lo normal. Son las 21,30.
Kilómetros: 179
Día ocho-Lunes 25
Diana a las siete.
Nublado, comenzando
suave a llover.
Amanece algo más
tarde. Nuestra casa rodante se pone en marcha a las ocho rumbo Hanmer forest.
La carretera
discurre entre montañas, ríos alpinos de gran anchura y prados con sus
correspondientes rebaños. Llueve sin parar. Las ovejas y vacas llevan puestas
las katiuskas.
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| ¡¡¡¡Cuidadoooo!!!! |
A las 10,15 nos
cruzamos con un gran camión volcado en la cuneta. Ya nos lo había avisado una
joven obrera con un saludo y una sonrisa quince minutos atrás.
Son las 11,30
cuando, después de repostar, llegamos a Hanmer Spring un pueblo de partida para
excursiones alpinas donde paramos un rato para comer unos pasteles de carne
típicos del lugar. El sitio se llama Honmer bakery café.
La lluvia se
trasforma en viento tan fuerte que nos mueve la caravana y nos hace desistir
del paseo por el bosque. Así que disfrutamos de nuestros pastelitos de carne
hasta las 12,45 que salimos hacia Cristchurch. Llueve de nuevo, aunque el sol
lucha por salir.
Sobre las 13,30
cruzamos el río Haruni, zona de praderas y Waikari con setos de árboles creemos
que para protegerse del viento, Waipara, Amberley y Cristchurch a las 14,45, ciudad asolada por dos terremotos en 2010 y 2011 y en plena reconstrucción.
Cristchurch es una
ciudad bastante grande de 320.000 habitantes a la orilla del Pacífico. En ella
podemos visitar y lo hacemos el jardín botánico, el centro internacional antártico
y si te gusta el Rock y tienes suerte, puedes escuchar a Glenn Hughes en el
Horn Castle Arena que toca por casualidad mientras estamos en la ciudad.
También puedes subir al monte Herber desde donde puedes observar la ciudad
desde más de 400 metros de altura.
Kilometros: 403
Día nueve-Martes 26
Después del desayuno
habitual, esta mañana toca visitar el centro antártico internacional ya que
esta ciudad es el punto de partida de los aviones que van a la Antártida.
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| Parece que nos mira |
El itinerario del
centro pasa por la visita a unos pingüinos azules que están siendo cuidados en
él ya que sufren alguna dolencia, una proyección de la Antártida en alta
definición y una película en 4D sobre el equipo de científicos que viven y
trabajan allí. Hay un museo sobre Scott , Sackelton y otros exploradores. Vestidos con calzas y ropa adecuada, entras
en una cámara a -8ºC. en la que te
ponen viento helado bajando la sensación térmica a -27 grados C.
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| El río Rakaia |
Sobre la tres y
cuartos estamos debajo del monte Hutt a orillas del río Rakaia para la caminata
de hoy. Se nos ha ocurrido de repente
recorrer la garganta del río Rakaia. Dos horas de sube y baja entre bosques con
el río allá abajo y las montañas aún nevadas enfrente. Un paisaje de postal.
A las siete y cuarto
ya estamos de vuelta a tiempo para escuchar a Glenn Hughes todo un carrocín de
66 años pero que está en buena forma al parecer.
Kilometros: 203
Día diez-Miércoles 27
Nublado. 10º C.
Diana a las ocho.
La ruta elegida
elegida es hacia los lagos Tekapo y Pukaki hacia el centro de la isla. Unas
tres horas de viaje.
Son las diez cuando atravesamos el largo puente sobre el río Rakaia donde aprovechamos para repostar y poner a punto la caravana.
El día mejora cuando vamos atravesando la zona de Fairlie en la cuenca de Mackenzie con granjas enormes hacia el paso Burkess de 700 metros de altura. La carretera bien asfaltada nos lleva hasta el lago Tekapo, un lugar desde donde parte rutas hacia el monte John y hasta los lagos Alexandrina y Mc Gregor.
Los paisajes son espectaculares y el suelo del lago tiene un sedimento llamado harina de roca creado cuando un glaciar de fondo rocoso desvió la cuenca del lago e hizo que las rocas rozasen creando unas finas partículas que hacen que sus aguas se vean de un azul turquesa especial.
El monte John mide 1029 metros y subimos a su cima dando un rodeo por el borde del lago lo que nos permite ver unos paisajes muy bonitos con los Alpes de fondo. Arriba hay un observatorio astronómico y una cafetería. Desde allí regresamos por el camino más corto y empinado ya que el circuito es circular.
Acampamos a eso de las seis de la tarde en la orilla este del lago Pukaki cogiendo una desviación después de una central hidroeléctrica que alimenta el mayor criadero de salmones del mundo.
El Bloggero Gruñón
Muy bonito el lago y los montes y todo pero hace un frío considerable como para estar sentado a la intemperie sacando fotos. Al final me han dado la razón y se han metido en la casa rodante.
Kilómetros: 284
Día once-Jueves 28
Diana a las 7,30.
Cuatro grados, cielo casi despejado.
Amanece día fresquito en este sitio a orillas del lago Pukaki, rodeado de abedules y coníferas desconocidas. Después del desayuno habitual y el aseo imprescindible nos dirigimos al Isite del lago para buscar alguna ruta para caminar.
Escogemos una ruta que nos lleva hasta el lago Mullers y hasta las falda del monte Cook, un respetable pico de 3754 que ya se ha cobrado más de 70 vidas solo en el Cook y unos doscientos en la cordillera. Después de casi tres horas de caminata partimos hacia el cercano glaciar Tasman donde nos esperan más de 400 escaleras y es que esta gente tienen hasta escaleras para subir a algunos montes.
A las 14,45 proseguimos el viaje hacia Queenstown donde decidiremos el viaje de mañana.
Por Omarama el terreno se hace más seco y aunque lo montes nevados aún aportan su tono de color el paisaje no tiene nada que ver con lo que hasta ahora estábamos acostumbrados.
El viaje en caravana, hasta ahora si su curso sin problemas y salvo un par de golpecillos por el tamaño del vehículo que recuerdan la necesidad de ir con más precaución que con un coche pequeño. El navegante está dando la talla.
A las 4,25 pasamos por lidiss pass; curvas entre montañas de 1200 metros con muy escasa vegetación. Según nos acercamos a Tarras, el valle va recuperando su color hasta conseguir su verdor habitual.
El lago Dunstan nos anuncia que llegamos al pequeño pueblo de Cronwell que fue reconstruido en parte después de ser inundado al construir una presa.
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| Lago Tekapo |
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| Fauna local |
Son las diez cuando atravesamos el largo puente sobre el río Rakaia donde aprovechamos para repostar y poner a punto la caravana.
El día mejora cuando vamos atravesando la zona de Fairlie en la cuenca de Mackenzie con granjas enormes hacia el paso Burkess de 700 metros de altura. La carretera bien asfaltada nos lleva hasta el lago Tekapo, un lugar desde donde parte rutas hacia el monte John y hasta los lagos Alexandrina y Mc Gregor.
Los paisajes son espectaculares y el suelo del lago tiene un sedimento llamado harina de roca creado cuando un glaciar de fondo rocoso desvió la cuenca del lago e hizo que las rocas rozasen creando unas finas partículas que hacen que sus aguas se vean de un azul turquesa especial.
El monte John mide 1029 metros y subimos a su cima dando un rodeo por el borde del lago lo que nos permite ver unos paisajes muy bonitos con los Alpes de fondo. Arriba hay un observatorio astronómico y una cafetería. Desde allí regresamos por el camino más corto y empinado ya que el circuito es circular.
Acampamos a eso de las seis de la tarde en la orilla este del lago Pukaki cogiendo una desviación después de una central hidroeléctrica que alimenta el mayor criadero de salmones del mundo.
El Bloggero Gruñón
Muy bonito el lago y los montes y todo pero hace un frío considerable como para estar sentado a la intemperie sacando fotos. Al final me han dado la razón y se han metido en la casa rodante.
Kilómetros: 284
Día once-Jueves 28
Diana a las 7,30.
Cuatro grados, cielo casi despejado.
Amanece día fresquito en este sitio a orillas del lago Pukaki, rodeado de abedules y coníferas desconocidas. Después del desayuno habitual y el aseo imprescindible nos dirigimos al Isite del lago para buscar alguna ruta para caminar.
Escogemos una ruta que nos lleva hasta el lago Mullers y hasta las falda del monte Cook, un respetable pico de 3754 que ya se ha cobrado más de 70 vidas solo en el Cook y unos doscientos en la cordillera. Después de casi tres horas de caminata partimos hacia el cercano glaciar Tasman donde nos esperan más de 400 escaleras y es que esta gente tienen hasta escaleras para subir a algunos montes.
A las 14,45 proseguimos el viaje hacia Queenstown donde decidiremos el viaje de mañana.
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| Helero en el macizo Cook |
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| La cima del monte Cook |
Por Omarama el terreno se hace más seco y aunque lo montes nevados aún aportan su tono de color el paisaje no tiene nada que ver con lo que hasta ahora estábamos acostumbrados.
El viaje en caravana, hasta ahora si su curso sin problemas y salvo un par de golpecillos por el tamaño del vehículo que recuerdan la necesidad de ir con más precaución que con un coche pequeño. El navegante está dando la talla.
A las 4,25 pasamos por lidiss pass; curvas entre montañas de 1200 metros con muy escasa vegetación. Según nos acercamos a Tarras, el valle va recuperando su color hasta conseguir su verdor habitual.
El lago Dunstan nos anuncia que llegamos al pequeño pueblo de Cronwell que fue reconstruido en parte después de ser inundado al construir una presa.
Aprovechamos la
parada para pensar en la ruta de mañana y para aprovisionarnos en el súper.
La salida de
Cronwell hacia Queenstown está franqueada a ambos lados por frutales en flor y
viñedos.
Pasamos Queenstown y dejando a la derecha el lago Wakatipu se
llega al pueblito de Kington y a unos ocho kilómetros a eso de la 8,30
encontramos una antigua estación de tren con un sitio fenomenal para pasar la
noche.
Hemos comprobado que
los chinos vienen mucho de vacaciones a Nueva Zelanda no así los españoles con
los que solo nos hemos cruzado una vez.
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